Laguna Brava
Con las cumbres nevadas de la cordillera de los Andes de escenario, un grupo de flamencos camina plácidamente sobre las aguas turquesas de una laguna a cuatro mil metros de altura. Esta visión única espera al viajero en Laguna Brava, una reserva natural ubicada a poco más de 150 kilómetros de Villa Unión y a 450 de La Rioja, que es el décimo segundo Sitio Ramsar* de la Argentina.
En el entorno agreste, apenas manchado por una magra vegetación de molles y coirones dorados, contrastan las siluetas rosadas de los flamencos y las lejanas vicuñas, que junto a los guanacos, patos, chorlos, águilas moras, halcones, pumas y zorros colorados tienen en este lugar un hábitat protegido.
Pero el paseo comienza mucho antes, ya que el viaje hacia este bello lugar a través de increíbles paisajes vale la pena por sí mismo. Hay que contratar un guía para llegar allí tanto en Vinchina como Villa Unión. En ese trayecto, se ingresa por un camino de cornisa por la Quebrada de la Troya, que va serpenteando junto al río del mismo nombre. Las paredes de la montaña exhiben formas curiosas, como la Pirámide, así como rastros de animales prehistóricos.
Luego se llega a Jagüé, un pueblito de casas de adobe donde en el Puesto de Guardaparques se realizan los trámites de acceso y pago de la entrada a la Reserva de Vicuñas Laguna Brava.
Enseguida comienza el ascenso por la Quebrada del Peñón, donde se puede ver un refugio de paredes de piedra, de forma de iglú, inspirado en el nido del hornero, histórico ya que fe construido entre 1864 y 1873 para albergar a los arrieros que viajaban entre nuestro país y Chile.
Al final de esa quebrada, siempre con la custodia de la enorme pared cordillerana, se llega a una huella de ripio que lleva a la laguna y los picos nevados de El Veladero, Bonete Chico y Pissis, el segundo más alto de América. A 4.350 metros de altura, se llega al Portezuelo de la laguna y, por el este, se arriba a la Bahía de los Flamencos.
La Laguna Brava, coronada por un enorme valle multicolor donde se mezclan los tonos que van del marrón y el naranja al azul o violeta, sorprende también por sus llamativos conos, que son géisers en actividad. En suma, una experiencia en el techo del cielo de América que será inolvidable.
(*) Sitio Ramsar:
La Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, conocida en forma abreviada como Convenio de Ramsar, fue firmada en la ciudad iraní de Ramsar en 1971. Su principal objetivo es «la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo».